En los últimos años han habido muchas propuestas en todo el país para crear registros nacionales y/o estatales que incluyan a todos los/las ofensores/as de violencia doméstica. Estas propuestas sugieren que una base de datos así sea una herramienta de prevención, que incrementará la seguridad de potenciales víctimas. Lamentablemente, hay poca evidencia que demuestre que un registro de este tipo permitirá alcanzar los objetivos pretendidos en cuanto a incrementar la seguridad de la víctima y la responsabilidad de el/la ofensor/a. También existen muchas consecuencias potenciales no intencionales, muchas de las cuales pueden disminuir la seguridad o tener un efecto negativo sobre las víctimas. Las siguientes son algunas de las inquietudes:

Crear una Falsa Sensación de Seguridad
Los argumentos a favor del registro pueden ser convincentes y aparentemente lógicos: evaluar fácil y rápidamente si otra persona podría ser potencialmente peligrosa si existen sentencias criminales previas por violencia doméstica. La idea del registro se basa parcialmente en el supuesto de que si se conocen los antecedentes criminales de una persona, entonces las víctimas potenciales futuras simplemente pueden evitar a la persona y cualquier daño posible. No obstante, confiar en un registro para determinar si una persona podría ser potencialmente peligrosa no resulta efectivo y puede crear una falsa sensación de seguridad.

Dado que solo un pequeño porcentaje de ofensores/as realmente ingresaron alguna vez al sistema de justicia penal, un registro siempre representará de manera poco significativa la cantidad de individuos que son abusivos/as y que pueden suponer un peligro para alguien. Muchos homicidios por violencia doméstica y ataques violentos son perpetrados por personas sin antecedentes criminales previos. De los/las que son acusados/as, pocos/as son sentenciados/as y a muchos se les rebaja la pena a un delito menor que no requerirá que sean incluidos en el registro. Muchas propuestas de registro solo incluirán individuos sentenciados por un delito grave (felonía) violento. Esta limitación significa que no todo el que comete delitos violentos de violencia doméstica será incluido en el registro. Además, muchas propuestas legislativas también requerirán que el/la ofensor/a sea sentenciado/a al menos tres veces por un delito de violencia doméstica antes de ser incluido/a en el registro. Existen muchos desafíos en cuanto a crear un registro que sea lo suficientemente exhaustivo e informativo como para ser útil para todos, mucho menos una herramienta de prevención.

La Simplicidad de la Solución Ignora la Complejidad de la Violencia Doméstica
La violencia doméstica es un patrón complejo de poder y control. Se supone que si una persona encontrara a su actual o potencial interés amoroso en la lista de un registro de violencia doméstica, simplemente evitaría o pondría fin a la relación para conservar su seguridad. Este supuesto ignora la complejidad y el contexto de la violencia doméstica, y la realidad de que la mayoría de los homicidios de mujeres y sus hijos/as ocurren cuando la persona está intentando abandonar o ha abandonado la relación. Las conductas acechadoras también se incrementan significativamente en el momento de la ruptura. La ruptura de una relación debe ser un proceso reflexivo que incluya un plan de seguridad integral. 

Inquietudes Respecto de la Privacidad de las Víctimas
Debido a la naturaleza de las relaciones íntimas entre una víctima y un/a ofensor/a en los casos de violencia doméstica, hacer público el nombre de un/a ofensor/a puede rápida y fácilmente identificar a la víctima también. Los/las sobrevivientes y sus hijos/as merecen privacidad y deberán tener la posibilidad de permanecer en el anonimato al mismo tiempo que se responsabiliza a los/las ofensores/as. También se ha documentado muy bien que un problema respecto de la privacidad puede desalentar la intención de las víctimas de buscar asistencia. Las víctimas no solo están preocupadas por su seguridad personal, también enfrentan las consecuencias potenciales de ser identificadas como víctimas, lo que incluye estigmas sociales y la pérdida de opciones de trabajo o de vivienda. 

La Vergüenza Pública Puede Desalentar la Intención de las Víctimas de Llamar al 911
La existencia de un registro, que puede funcionar como un muro de la vergüenza público, puede tanto desalentar la intención de las víctimas de buscar ayuda y plantear serias inquietudes para la seguridad de quienes lo hacen. Informar la violencia doméstica y tratar de escapar es con frecuencia el momento más peligroso para una víctima. Algunos/as agresores/as podrán tomar represalias contra la víctima si sus nombres se incluyen en un registro público. Además, muchos/as sobrevivientes se preocupan por su pareja y su futuro. Quieren que el maltrato termine, pero es posible que no quieran que se divulgue públicamente o que ocurra la vergüenza pública. Este problema podrá llevar a algunos/as sobrevivientes a no buscar ningún tipo de asistencia

Sistema Imperfecto = Datos Imperfectos
Lamentablemente, las víctimas de violencia doméstica a veces son arrestadas después de buscar ayuda. Es posible que ello se deba a que la víctima se defiende a sí misma os debido a los retos que supone identificar al agresor/a primario/a. En un estudio llevado a cabo por la Línea Directa Nacional de Violencia Doméstica, 1 de cada 4 sobrevivientes informó haber sido arrestado/a o amenazado/a con arresto después de hacer un informe a la policía. Tener a las víctimas en el registro las afectará injustamente y cuestionará el objetivo fundamental del registro como una herramienta para identificar a personas que puedan significar un peligro para otras. Desde el punto de vista estadístico, es extremadamente improbable que las víctimas signifiquen una amenaza para otros/as.

Uso Innecesario de Fondos
En la mayoría de las comunidades, los expedientes penales ya son públicos y/o están disponibles previo pago de un arancel. Los arrendadores y los empleadores con frecuencia acceden a estos expedientes cuando llevan a cabo un control de antecedentes. Además, cada vez se puede acceder más fácilmente a los antecedentes penales en línea. Crear y mantener una base de datos solamente para este fin constituye un uso innecesario de los fondos limitados que pueden ser mejor utilizados para prestar servicios a las víctimas o en medidas de prevención efectivas.

Reducción de la Epidemia de Maltrato
Quienes respaldan los registros sugieren que la existencia de un registro ayudará a incrementar la concientización sobre la violencia doméstica. No obstante, dado que la gran mayoría de los/las agresores/as no estarán nunca incluidos/as en un registro, ya sea porque nunca ingresan en el sistema judicial penal o porque el límite para ser incluidos/as es demasiado alto, un registro no solo será un reflejo inexacto del problema, sino que también minimizará la prevalencia del delito.  

La violencia doméstica sigue siendo una epidemia que exige respuestas integrales y efectivas que responsabilicen a los/las ofensores/as, protejan a las víctimas y establezcan una prevención real. Un registro de ofensores/as de violencia doméstica tiene muchas consecuencias potencialmente nocivas e, independientemente de los objetivos pretendidos, no es una herramienta para la prevención primaria. Para prevenir realmente el maltrato, tenemos que cambiar normas sociales que permiten e inclusive toleran que un miembro de la pareja decida maltratar al otro a través de poder y control.